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Etonnant destin que celui du petit village de Comillas. Si vous entrez dans le bourg hors saison, ne vous attendez pas à une animation débordante : ici vivent à l’année seulement un peu plus de 2000 habitants. Par contre, en juillet et août, la population estimée se multiplie par dix ! Une foule de touristes comme aimantés par la beauté et la réputation de la côte, mais aussi par l’incroyable richesse architecturale.
Bien que l’on trouve de nombreuses traces de vie à la préhistoire, c’est surtout au Moyen âge que se développe la paroisse de Comillas. Les seigneurs des environs se disputent âprement les terres et surtout l’accès à la mer. Car dès le XIIIe siècle, cette activité prend une place capitale dans le village. Notamment la pêche d’une espèce emblématique, la baleine franche de Cantabrie. Du XVIe au XVIIIe siècles, Comillas est la référence dans cette capture, dans les conditions de l’époque, que l’on imagine dantesques. Le cétacé était en effet harponné avant que la carcasse ne se vide de son sang et soit ramenée, en flottant, jusqu’à la côte. Le site était considéré comme la capitale de cette pratique, et fut le dernier port de Cantabrie à y recourir… jusqu’à ce que l’espèce ne disparaisse des côtes. Les pêcheurs se sont alors réorienté vers le thon blanc, le maquereau et la sardine, bien plus faciles à capturer !
Mais une autre visite marqua l’histoire de Comillas. Celle du roi Alphonse XII, qui répondit à l’invitation du premier marquis de Comillas, Antonio López y López. Le petit marquis, bien décider à frapper l’esprit de son hôte de marque, entreprit un embellissement radical de la cité, en y installant notamment 30 réverbères fonctionnant à l’électricité. En 1881, ce n’était pas chose courante, vu qu’Edison n’avait inventé l’ampoule à filament qu’un an plus tôt. Les dispositifs furent d’ailleurs importés depuis le laboratoire parisien du physicien, et la machine à vapeur pour les faire fonctionner de Barcelone. Et Comillas devint la première cité espagnole à utiliser l’électricité… La visite plut tant au roi et à sa cour qu’il décida de revenir l’année suivante. A ce moment là, son épouse, ses filles et sa mère décidèrent de séjourner trois mois dans le luxueux palais qui avait été aménagé pour eux. Et elles se prirent de passion pour une activité inédite à cette époque : les « bains de vagues » (baños de ola) aux vertus thérapeutiques incontestables… La mode était lancée, Comillas devenait un aimant pour l’aristocratie espagnole qui construisit là petits palais et superbes demeures pour y passer l’été. C’est à partir de cette époque que furent érigés le palais du marquis de Comillas puis le Capricho de Gaudi, deux sites incontournables de la petite cité.
Il faut ajouter à cela le cœur historique de la cité, avec ses palais, ses églises, son ancienne mairie, mais aussi et surtout l’ancienne université pontificale, un colossal séminaire qui trône sur le sommet d’une colline, et qui était considéré dans toute l’Espagne comme une usine à créer des évêques. Le surnom de Comillas a d’ailleurs longtemps été la « Villa de los obispos » (la ville des évêques), même si aujourd’hui, il s’agit plutôt d’y célébrer une grand messe touristique !
Destino inedito es el pequeño pueblo de Comillas. Si llegas al pueblo fuera de temporada, no esperes un entretenimiento desbordante: aquí viven poco más de 2.000 habitantes al año. Sin embargo, en julio y agosto, ¡la población estimada se multiplica por diez! Una multitud de turistas magnetizados por la belleza y reputación de la costa, y como no por la increíble riqueza arquitectónica. Aunque hay muchos vestigios de vida en la prehistoria, fue especialmente en la Edad Media cuando se desarrolló la parroquia de Comillas. Los señores de los alrededores lucharon encarnizadamente por la tierra y sobre todo el acceso al mar, ya que a partir del siglo XIII esta actividad tomó un lugar central en el pueblo. Incluida la pesca de una especie emblemática, la ballena franca del Cantábrico. Desde los siglos XVI al XVIII, Comillas es el referente en esta captura, en las condiciones de la época, que imaginamos dantesca. De hecho, el cetáceo era arponeado y desangrado arrastrándolo detrás del barco hasta llegar al puerto. El yacimiento fue considerado la capital de esta práctica, y fue el último puerto de Cantabria en utilizarlo … hasta que la especie desapareció de la costa. Luego, los pescadores se reorientaron hacia el atún blanco, la caballa y la sardina, ¡mucho más fáciles de pescar! Pero otra visita marcó la historia de Comillas. La del rey Alfonso XII, que respondió a la invitación del primer marqués de Comillas, Antonio López y López. El pequeño marqués, decidido a impresionar el espíritu de su distinguido invitado, emprendió un embellecimiento radical de la ciudad, en particular instalando 30 farolas que funcionaban con electricidad. En 1881, esto no era común, ya que Edison había inventado la bombilla de filamento solo un año antes. Los dispositivos fueron importados del laboratorio parisino del físico, y la máquina de vapor para operarlos desde Barcelona. Y Comillas se convirtió en la primera ciudad española en utilizar electricidad…
La visita agradó tanto al rey y a su corte que decidió regresar al año siguiente. En ese momento, su esposa, sus hijas y su madre decidieron quedarse tres meses en el lujoso palacio que les habían habilitado. Y se enamoraron de una actividad nunca antes vista en esa época: los « baños de olas » (baños de ola) con innegables virtudes terapéuticas… Se puso de moda, Comillas se convirtió en un imán para la aristocracia española que construyó allí pequeños palacios y magníficas residencias para pasar el verano. Fue a partir de esta época cuando se erigieron el palacio del Marqués de Comillas y luego el Capricho de Gaudí, dos lugares de visita obligada en la pequeña ciudad.
A esto hay que añadir el corazón histórico de la ciudad, con sus palacios, sus iglesias, su antiguo ayuntamiento, pero también y sobre todo la antigua universidad pontificia, un colosal seminario que se asienta en lo alto de una colina, y que fue considerado en toda España como la fábrica para crear obispos. El sobrenombre de Comillas ha sido durante mucho tiempo la « Villa de los obispos », aunque hoy, ¡la cosa va más de celebrar una gran misa turística!
Baixant del mirador de Fuente Dé, passant pel peu de la Peña Vieja… Aquesta no me l’havieu explicat !