Lorsqu’on descend du bus à Hampi, dans l’état du Karnataka, après des heures de routes cabossées, on a un peu de mal à croire que ce village fut, au XVIe siècle, la capitale de la région. Des écrits du XVe siècle rapportent même qu’il s’agissait de la deuxième ville la plus peuplée au monde, derrière Pékin. Il faut dire que Vijayanâgara, son nom d’alors, était incroyablement prospère, du fait du commerce du coton et des épices.
Et puis, en seulement quelques mois, après la défaite de l’empire contre les sultanats du Decan, l’époque de gloire disparut comme par enchantement. Les habitants fuirent devant les pillards venus voler toutes les richesses et le site est abandonné. Ce n’est qu’en 1856 que l’archéologue Alexander Greenlaw s’intéresse de nouveau aux édifices de la cité. Et ce qu’il découvre, avec les scientifiques qui lui emboîteront le pas, est simplement unique. Sur plus de 4000 hectares d’un paysage marqué par la rivière Tungabhadra et les collines parsemées d’énormes roches, gisent près de 2000 temples, murailles, mémorials, puits et autres avenues bordées de colonnes. Un trésor inestimable largement sauvegardé grâce au soutien de l’Unesco, qui éblouit par la richesse des incroyables sculptures ou la beauté envoutante des statues. Difficile de se faire une idée précise de la vie lors de l’époque dorée de la cité. Mais les vestiges laissent à penser que la réalité fut encore bien plus impactante que ce que l’on peut aujourd’hui imaginer..
Cuando se baja del autobús en Hampi, en el estado de Karnataka, después de horas de caminos llenos de baches, es un poco difícil creer que esta aldea fuera, en el siglo XVI, la capital de la región. Los escritos del siglo XV incluso informan que fue la segunda ciudad más poblada del mundo, detrás de Beijing. Hay que decir que Vijayanagara, su nombre de entonces, era increíblemente próspero, debido al comercio de algodón y especias.
Milagrosamente, en solo unos pocos meses, después de la derrota del imperio ante los sultanatos de Decan, la época de la gloria desapareció como por arte de magia. Los habitantes huyeron ante los saqueadores que vinieron a robar todas las riquezas y el sitio fué abandonado. No fue hasta 1856 cuando el arqueólogo Alexander Greenlaw se interesó nuevamente en los edificios de la ciudad. Y lo que descubre, junto a otros científicos que seguirán su ejemplo, es simplemente único. En más de 4000 hectáreas de paisaje delimitado por el río Tungabhadra y de colinas salpicadas de enormes rocas, se encuentran casi 2000 templos, paredes, monumentos, pozos y otras avenidas diseñadas bajo columnas. Un tesoro incalculable en gran parte salvado gracias al apoyo de la UNESCO, que deslumbra con la riqueza de las increíbles esculturas o la belleza cautivadora de las estatuas. Es difícil tener una idea clara de la vida durante la época dorada de la ciudad. Pero los restos sugieren que la realidad fue aún más impactante de lo que podemos imaginar hoy…
Qué pasada! No tenía ni idea de la existencia de Hampi! Menos mal que os tengo a vosotros para descubrir esos mundos 😍😘
Está genial el video-diario que están haciendo. Yo confio casi todo a la memoria, pero al final las cosas se me mezclan y se me olvidan. Se nota mucho cómo les está impresionando la India, con su historia, sus paisajes y su gente….
Sigan disfrutando…
Gracias Marian y Paco. Para nosotros tampoco, la memoria no es infalible… un abrazo!