Il y a pratiquement un an et demi, nous arpentions la Chine à pied à quelques encâblures de Lijiang (Yunnan), avec notamment un trekking de deux jours épique le long des gorges du « Saut du Tigre ». (voir le lien ci-dessous).
Mais voici que nous venons de vivre quasiment la même expérience, cette fois-ci beaucoup plus près de chez nous, dans le massif des Picos de Europa. Ce petit ensemble montagneux à cheval sur les régions de Léon, Asturies et Cantabrie, révèle un des sentiers les plus spectaculaires : la route del Cares. A l’origine de ce sentier un peu fou, creusé au milieu de la falaise, un besoin : celui d’entretenir un canal dérivant une partie des eaux de la rivière vers une centrale hydroélectrique. Les ouvriers construisirent donc cet étroit corridor à grands coups de pioche et de dynamite avant que les touristes et randonneurs ne découvrent à leur tour cet étroit ruban sinueux à déconseiller absolument à tous ceux qui souffrent de vertige.
En tout, une douzaine de kilomètres qui serpentent dans le canyon, pour une difficulté moyenne (dans le sens Léon > Asturies, la pente est douce avant une ultime descente prononcée). Et un spectacle naturel absolument grandiose. Seule ombre au tableau : une année « normale » (c’est à dire sans Covid-19), il faut savoir partager ce petit bout de nature, puisque pas moins de 200 000 randonneurs (pas toujours bien équipés…) se lancent à l’assaut du sentier, lui donnant alors parfois des faux-airs de procession.
Hace casi un año y medio, estábamos recorriendo China a pie, no lejos de Lijiang (Yunnan), incluida una caminata épica de dos días a lo largo de las gargantas del « salto del tigre ». (ver enlace a continuación).
Pero aquí acabamos de tener casi la misma experiencia, esta vez mucho más cerca de casa, en el macizo de los Picos de Europa. Este pequeño conjunto montañoso a caballo entre las regiones de León, Asturias y Cantabria, revela uno de los senderos más espectaculares: la ruta del Cares. El origen de este camino es algo excéntrico, excavado en el medio del acantilado, aparece una necesidad: mantener un canal que desvía parte del agua del río hacia una central hidroeléctrica. Así pues, los trabajadores construyeron este estrecho corredor con grandes cargas de dinamita, mucho pico y bastante pala antes de que los turistas y los excursionistas lo descubrieran. Ojito que esta estrecha franja sinuosa no es apta para todos los que sufren de vértigo.
En total, una docena de kilómetros serpentean por el cañón, con una dificultad media (en dirección León> Asturias, la pendiente es suave hasta llegar un descenso final empinado). Espectáculo natural absolutamente magnífico. El único inconveniente: en un año « normal » (es decir, sin Covid-19), hay que compartir este pequeño pedazo de naturaleza, ya que no menos de 200,000 excursionistas (no siempre bien equipados …) se embarcan a atacar el camino, a veces dándole un falso aire de procesión.
A ver, ya me he perdido: Luberon, Pirineos, ahora Picos de Europa…. ! que os movéis a la velocidad de la luz ? Por cierto, comentario de abuelo Cebolleta: justo estos días hará cincuenta años, sí 50, en números romanos L !!!, que estuve en el Cares… Cincuenta años !!! o sea, como aquel que dice, vosotros no habíais nacido. Ya espero el próximo movimiento.
Fantastica excursion ha habido alguna escena que me ha causado algo de vertigo es una ruta que temgo pendiente de hacer pero visto que no hay barandillas esperare que las pongan porque el paisaje es de ensueño, hasta la proxima excursion que creo sera por el vecino pais galo.