Autrefois, on disait « les Indes » pour parler de ce qui deviendra « l’Inde ». Mais le pluriel a tout à fait sa justification pour pouvoir qualifier la diversité de cet incroyable pays. Une diversité qui se remarque notamment à Darjeeling, station d’altitude du Bengale Occidental, qui doit sa renommée mondiale au thé, omniprésent ici sur les pentes escarpées qui entourent la ville.
Ici, tout est différent : la langue hindoue, pourtant officielle sur l’ensemble du pays, sembla avoir disparu du paysage, au profit du népalais. La religion majoritaire, l’indouhisme, a laissé la place au bouddhisme. Les habitants mangent du bœuf et même du porc, ce qui semble impossible dans le reste du pays. Trois exemples qui pourraient paraître anecdotique, si ce n’est qu’ils font vraiment partie intégrante de la vie quotidienne, ici.
Darjeeling, c’est le thé, bien sûr. Mais au delà, ce sont des paysages somptueux, une cuisine variée et très riche, des habitants qui vos sourient à longueur de journée et qui courent vous aider dès qu’ils vous voient tourner le plan dans tous les sens pour savoir où vous êtes. Darjeeling, c’est un vrai coup de cœur…
En el pasado, solíamos decir « Indias » para hablar sobre lo que se convertiría en « India ». Pero el plural tiene toda su justificación para calificar la diversidad de este increíble país. Una diversidad que es particularmente notable en Darjeeling, un centro turístico de montaña en Bengala Occidental, que debe su fama mundial al té, omnipresente aquí en las pendientes escarpadas que rodean la ciudad.
Aquí, todo es diferente: la lengua hindú, aunque oficial en todo el país, parece haber desaparecido del paisaje, en beneficio de los nepalíes. La religión mayoritaria, el hinduismo, ha dado paso al budismo. Los lugareños comen carne de res y hasta carne de cerdo, lo que parece imposible en el resto del país. Tres ejemplos que pueden parecer anecdóticos, pero que dan una muestra de lo que figura aquí como parte integral de la vida cotidiana.
Darjeeling es té, por supuesto. Pero más allá, hay paisajes suntuosos, una cocina rica y variada, personas que sonríen todo el día y que corren para ayudar tan pronto te ven, dándole vueltas al plano en todas las direcciones para averiguar dónde están. Darjeeling es un verdadero !must! o obligación..hay que venir.
Se ve una ciudad muy alegre, me ha gustado mucho verte comer con buen apetito, la comida es muy importante en los viajes, aveces un placer y otras un tormento, impresionante las vistas de Nepal con esas magnificas montañas nevadas.
Hay un libro, tipo Sarah Lara, que se titula « Un cielo sobre Darjeeling » sobre las primeras plantaciones de te de la zona, no es de nuestro estilo queridos, pero yo lo leí hace tiempo. Por si en la playa os apetece leer algo ligero…hicisteis una cata de tes? Me pareció ver a José con un montón de tazas delante y probando.
Si hicimos la cata, solo una cucharada de cada!