Lorsqu’on parcours les grandes terres du sud de l’île, on ne peut pas manquer les imposantes mines à ciel ouvert qui rongent peu à peu nombre de montagnes. Des mines que l’on retrouve également sur la côte est et au centre du pays, dans les plus hautes montagnes.
Ici, ces mines laissent apparaître encore mieux la terre rouge typique qui, si elle colle aux chaussures et pénètre dans chaque recoin des voitures, s’est quasiment convertie en or pour le territoire. Le nickel extrait ici représente en effet 94% des exportations de la Nouvelle-Calédonie (vers la fin de la décennie 2000) et 35% du PIB local. Pas moins de 12% de la population travaille pour les mines, ce qui en fait un des acteurs incontournables du monde économique calédonien.
Toutefois, si l’archipel a la chance de posséder environ un quart des ressources mondiales de nickel (qui sert notamment à la réalisation d’alliages comme l’acier inoxydable), les yeux des responsables économiques sont sans cesse fixés sur les écrans des bourses pour suivre l’évolution de cette matière première. Et après l’effervescence du début du siècle, avec des cotations atteignant les 40000 $ la tonne, la période de vaches maigres est arrivée ensuite, le cours plongeant aux alentours de 10000 $ la tonne ces dernières années. Début septembre, toutefois, le nickel a atteint un taux record depuis 5 ans, flirtant avec les 18000 $ la tonne. En cause, la décision de l’Indonésie, premier producteur mondial, de ne plus exporter le métal, ce qui a fait automatiquement redonné le sourire aux autres pays producteurs. Le nickel trouve en effet un nouveau et récent débouché puisqu’il sera utilisé dans la fabrication des batteries nouvelle génération, promises à un très bel avenir avec les avions, voitures, camions… électriques. De quoi donner encore une belle espérance de vie aux mines calédoniennes…
Cuando cruzas el territorio del sur de la isla, no puedes perderte las imponentes minas a cielo abierto que se están comiendo lentamente muchas montañas. Minas que también se encuentran en la costa este y en el centro del país, en las montañas más altas.
Aquí, estas minas muestran aún mejor el típico suelo rojo que, se adhiere a los zapatos y penetra en cada esquina de los automóviles, casi se ha convertido en oro para el territorio. El níquel extraído aquí representa el 94% de las exportaciones de Nueva Caledonia (hacia fines de la década de 2000) y el 35% del PIB local. No menos del 12% de la población trabaja para las minas, lo que lo convierte en uno de los actores esenciales del mundo económico de Nueva Caledonia.
Sin embargo, si el archipiélago tiene la suerte de tener aproximadamente una cuarta parte de los recursos mundiales de níquel (que se utiliza en particular para la producción de aleaciones como el acero inoxidable), los ojos de los líderes económicos están constantemente puestos en las pantallas de las bolsas de valores para seguir la evolución de esta materia prima. Y después de la emoción de principios de siglo, con cotizaciones que alcanzaron los $ 40,000 por tonelada, llegó la temporada de escasez, con precios que cayeron a alrededor de $ 10,000 por tonelada en los últimos años. Sin embargo, a principios de septiembre, el níquel alcanzó una tasa récord en los últimos 5 años, coqueteando con $ 18,000 por tonelada. En definitiva, la decisión de Indonesia, el mayor productor mundial, de no exportar más su metal, ha devuelto automáticamente la sonrisa a otros países productores. El níquel tiene, de hecho, una salida nueva y reciente, ya que se utilizará en la fabricación de baterías de nueva generación, ofreciendo un futuro muy brillante con aviones, automóviles, camiones… eléctricos. Lo que en definitiva da una buena esperanza de vida a las minas caledonianas …
Que paisajes y que 🐶 más bonitos hicisteis de amigos!