Au fil des siècles de colonisation, rares sont les sites totalement protégés et conservant la culture originelle de la Nouvelle-Calédonie, que ce soit la civilisation lapita, mère de toutes les communautés océaniennes (depuis 15 siècles avant notre ère) ou celle, toujours vivante, des Kanaks.
L’île Verte, située seulement à une quinzaine de minutes de Foé, le quartier côtier du Bourail, fait partie de ces espaces encore vierges de toute empreinte de l’homme blanc.
Des recherches archéologiques ont permis de détecter de nombreuses sépultures. Les tribus lapita ou kanaks côtières avaient en effet l’habitude de franchir cette portion d’océan pour venir enterrer ici une partie de leurs défunts. Des tertres de cases (fondations) ont été également découverts. Et les clans de la mer de la région considèrent toujours cet endroit comme tabou.
Ainsi, il est aujourd’hui strictement interdit de pénétrer dans la partie intérieure de l’île, où se trouve une forêt sèche particulièrement bien préservée, servant de refuge pour les oiseaux marins qui viennent nicher ici. Mieux : l’île toute entière -avec son spectaculaire corail et sa faune sous-marine- a été classée comme réserve naturelle inclue dans le Parc provincial de la zone côtière Ouest, au sein duquel il est interdit de pêcher ou de chasser. Seul le tour de l’île (à pied), le snorkling (en faisant attention de ne pas détruire le corail avec ses palmes) et la farniente sur la petite plage de sable déserte sont autorisés. De quoi préserver ce petit lieu hors du temps intact pour de nombreuses générations encore…
A lo largo de siglos de colonización, son raros los sitios totalmente protegidos y que preservan la cultura original en Nueva Caledonia, como la civilización Lapita, madre de todas las comunidades oceánicas (desde 15 siglos antes de nuestra era) o la todavía viva kanak.
La Isla Verde, ubicada a solo quince minutos de Foé, el distrito costero de Bourail, es parte de estos espacios que aún no han sido tocados por ninguna huella del hombre blanco.
La investigación arqueológica ha detectado muchas sepulturas. Las tribus kanak o lapita costeras solían cruzar esta parte del océano para enterrar a algunos de sus muertos aquí. También se han descubierto montículos de casas (cimientos). Y los clanes del mar de la región siempre consideran este lugar como un tabú.
Por lo tanto, ahora está estrictamente prohibido ingresar al interior de la isla, donde hay un bosque seco particularmente bien conservado, que sirve como refugio para las aves marinas que vienen a anidar. Mejor: toda la isla, con su espectacular fauna coralina y submarina, ha sido clasificada como reserva natural incluida en el Parque Provincial de la Costa Oeste, donde está prohibido pescar o cazar. Solo se permite el recorrido alrededor de la isla (a pie), el snorkel (teniendo cuidado de no destruir el coral con las aletas) y el descanso en la pequeña playa de arena desierta. Lo que conserva intacto este pequeño lugar fuera del tiempo durante muchas generaciones …
Una isla para vosotros solos y con playas espectaculares! De esta no vais a querer volver 😉
Un paisaje muy peculiar y la gran roca en la playa espectacular ahi no se os acaban las playas parecen interminables la paz y la tranquilidad que se respiran no tiene precio.
Debe parecer muy raro estar en una parte de Francia, cuando están en la otra punta del mundo, ¿verdad?. Me han gustado los recorridos por las costas, pero más aún la islita protegida. Es una gozada encontrar sitios que conserven su naturalidad y su historia